Visitar Coria, en las Vegas del Alagón –al noroeste de Cáceres–, es volver al pasado, abrazada a su muralla de origen romano, esconde un trazado irregular y monumental en el que abundan las señales de su rico pasado, adentrándose en sus callejuelas, como si de una ciudad musulmana y judía se tratara, nos llenará de silencio, roto a veces por el ruidoso vuelo de algún cernícalo, grajo o el crotorar de la cigüeña.
La ciudad de Coria posee grandes tesoros, pero ninguno tan grande y preciado como el que representa su hermosa Catedral Santa Maria de la Asunción que pende de una larga pared de piedra y vegetación que la separa del cauce vacío del rio Alagón, en ella se mezclan estilos desde el románico, visigodo e incluso llego a ser mezquita mayor en tiempos de Al Andalus, llegando a incorporar detalles platerescos e incluso barrocos. Desde su falda podremos divisar el Puente de Piedra sin rio con sus cinco arcos que es sin duda un símbolo de la ciudad.
Ya tenemos Catedral, murallas, puente de piedra y, nos falta un castillo, Castillo que fue mandado construir por el primer Duque de Alba y, que aprovecha parte de la muralla romana e incluso una torre medieval.
De hecho, los lugares de interés se suceden en el entramado cauriense de callejas estrechas y fachadas que mantienen una notable armonía arquitectónica, por lo que perderse por Coria se convierte en uno de sus mayores placeres. En definitiva, Coria es excusa y punto para perderse por una de las comarcas más interesantes de Extremadura.

 

 


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